jueves, 22 de julio de 2010

Situémonos en la finalización de la república liberal con José Manuel Balmaceda como Presidente de Chile, para dar inicio al período parlamentario.

José Manuel Balmaceda Fernández fue Presidente de Chile entre 1886 y 1891.
Inició su gobierno con un ambicioso plan de obras públicas y con el ideal político de unir a los liberales en un solo gran partido. Pero pronto inició un enfrentamiento con el congreso por la pugna entre presidencialismo y parlamentarismo, que se transformó en una Guerra Civil en 1891, tras aprobar Balmaceda el presupuesto de la nación sin la firma del Congreso. Derrotadas sus fuerzas en las Batallas de Concón y Placilla, se suicidó el 19 de septiembre de 1891 en la legación argentina.

El día de su muerte, Balmaceda escribió una carta, la cual quedo para la posteridad.

Los invito a leer las líneas redactadas por el Presidente Balmaceda:

Carta de José Manuel Balmaceda a Claudio Vicuña y Julio Bañados. (Extracto)

“Mi vida pública ha concluido.

Debo por lo mismo a mis amigos y a mis conciudadanos la palabra íntima de mi experiencia y de mi convencimiento político.

Mientras subsista en Chile el gobierno parlamentario en el modo y forma que se ha querido practicar y tal como lo sostiene la revolución triunfante, no habrá libertad electoral, ni organización seria y constante de los partidos, ni paz entre los círculos del Congreso.

El triunfo y el sometimiento de los caídos producirán una inquietud momentánea; pero antes de mucho renacerán las viejas divisiones, las amarguras y los quebrantos morales para el jefe de estado.

El régimen parlamentario ha triunfado en los campos de batalla pero ésta victoria no prevalecerá. O el estudio, el convencimiento y el patriotismo abren camino tranquilo y razonable a la reforma y la organización del gobierno representativo o muchos disturbios y dolorosas perturbaciones habrán de producirse entre los mismos que han hecho la revolución unidos, y que mantienen la unión para el afianzamiento del triunfo, pero que al fin concluirán por dividirse o por chocarse. Éstas eventualidades están más que en la índole y en el espíritu de los hombres, en la naturaleza de los principios que hoy triunfan y en la fuerza de las cosas.

Éste es el destino de Chile, y ojalá las crueles experiencias del pasado y los sacrificios de las reformas hagan fructuosa la organización del nuevo gobierno, seria y estable la constitución de los partidos políticos, libre e independiente la vida y el funcionamiento de los poderes públicos y sosegada y activa la elaboración común del progreso de la República.

Si nuestra bandera, encarnación del gobierno del pueblo verdaderamente republicano, ha caído plegada y ensangrentada en los campos de batalla, será levantada de nuevo en tiempo no lejano, con defensores numerosos y más afortunados que nosotros, y flameará un día para honra de las instituciones chilenas y para dicha de mi patria a la que he amado sobre toda las cosas de la vida”.

José Manuel Balmaceda 18.09.1891

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